Pavonéate

Bien, a modo de introducción les contaré una historia.

El viernes de todos los zombis tuve cena de equipo (esas reuniones de más de diez hombres, para comer y beber como vikingos en celo). La cena era a las 22.30 y claro uno mayor que es y trabajador, sale de su cubículo a las 20.30 hora zulú.Busca en su agenda y llama:

– Hola XY pasas por aquí antes para tomar algo?
– Que va, algunos han quedado en el bar «Aquisolodancalimochos» para tomar algo antes
– Buffff, vale, vale.

Viendo que no hay plan alternativo para la pre-cena, me aventuro a acercarme hasta el «Aquisolodancalimochos», por suerte está semi-vacío y digo por suerte por que el lugar sita al lado de un instituto y tiene toda la pinta de que me podría encontrar a la hija de mi vecina, que me tiene por un librero muy cultural y muy responsable.

10 personas Vs. 12 jarras de calimocho de un color en honor a la noche que se celebra (desagradable).

Podéis reíros cuando leáis que yo hace 14 años jugaba a meter en pequeños vasos monedas de «duro» (en esa época y con esa edad era lo único que se podía meter) y que esa noche descubrí que no había perdido demasiado el «touch». Por supuesto bebí (con la música de Nena Daconte) bastante, pero no lo suficiente como para salir de allí a cuatro patas.

Ya en la cena las cosas se calmaron bastante y comimos más que bebimos.

Y ahora llega la parte filosófica de este post.

Del restaurante nos vamos al local de un amigo donde se celebra (como no) la noche Halloween. Con el estomago intentando mezclar la comida con el líquido pre-diner, me pido algo suave:

– Ponme Beefeater-tónica
– Toma, es Halloween, tira de aquí a ver que te tocó – Me dice XX
– Coñe un mechero
– Alaaaa, es el mejor regalo que estamos dando esta noche
– Olé

Me retiro con mi bebida y mi mechero.

La gente de mi alrededor canturrea canciones que suenan que yo no conozco. No me preocupa, estoy más que acostumbrado. Oteo el lugar para descubrir, como cada noche que salgo, que soy el más viejo.

Reparo en dos chicas bailando (y no con desgana ni fríamente) en un semi escalón, caigo que ese escalón se ve desde casi todo el bar y que están ellas solas. Es ahí donde comienza a gestarse este post.

¿Os habéis fijado que en la mayoría de los seres vivos, a la hora de el apareamiento, es el hombre el que se pavonea, el que muestra todos sus encantos?:

Plumaje:

Vivos colores:

Y es la hembra la que elige compañero.

Pero ¿os habéis fijado en los seres humanos?, en su gran mayoría no funcionan así. En nuestro mundo, es la mujer la que se exhibe, la que baila, la que se maquilla, vamos, la que llama… y a su vez la que elige.

Por favor, no me digáis que no, que la mujer ni se pone guapa, ni baila con una amiga a solas donde quieren que las vean, porque les divierte y que en ningún caso quieren ni llamar la atención ni tratar de «gustar».
Claro que hay hombres que también lo hacen, pero por desgracia son minoría y los vemos «raros» como poco.
Por supuesto que ni me parece mal, ni nada por el estilo.

No dudéis que si yo tuviera el plumaje de un pavo real o la destreza en el baile de Patrick Swayze, hubiese bailado como un loco en vez de lanzar miradas de tigre en celo para ligar.

Curioso ser el ser humano