El cielo puede esperar

16/07/2010

Egolásticos

Filed under: Ensayo,Libros — Javier @ 09:29
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Entiendo que cuando creas algo, te tengas que sentir orgulloso, pero ese orgullo no debe superar nunca ni la calidad ni el esfuerzo real que te ha costado parir tu creación. No por que no se lo merezca, no, si no por que como tu, hay otros creadores, mejores y peores que han sufrido lo mismo, menos o más, que tu para parir su creación.

Esta pequeña introducción viene a cuento sonbre lo que llevo viviendo desde hace algunos años, exactamente 10, desde que tengo una librería en condiciones de ser denominada «importante» en mi pequeña ciudad.

Por ella han pasado autores, editores, distribuidores, comerciales y, como es lógico, todo el mundo quiere ver sus obras (o creaciones) en primera linea… y hasta ahí podíamos llegar.

Recuerdo una editorial cuyo catálogo no llegaba a los 30 títulos, y de esos treinta libros ninguno se había vendido decentemente. Esta editorial pasó por la franja norte para ver como estaban colocados sus libros en las distintas librerías que llevaba su distribuidor. El pobre comercial, como todos en estos casos, nos rogó que colocáramos algunos libros en el escaparate, bien visibles para regocijo (falso e irreal) del editor. Pues después de la visita de rigor, al día siguiente se pasa el pobre comercial cabizbajo y me dice que el editor de esa pequeña e invendible editorial se había marchado molesto por que no había visto suficiente presencia de su catálogo en la librería o en las estanterías principales de mi librería….

Eres un caballero, vives de vender libros de otros, pero hay muchos libros, muchísimos y no puedes decirle a esas editoriales que solo se miran su entrepierna y piensan: «es la más grande de todas…. DIOS SÍ, SÍ, SÍ» ¿En qué nos basamos, caballero?, le preguntaría yo.

He hecho un cálculo sobre qué superficie debería de tener mi librería para contentar a todos los autores, editores y distribuidores que me pasan a visitar y así a groso modo, serían 5 campos de fútbol, con sus respectivas estanterías y escaparates bien cubiertos de sus libros.

Lo entiendo, lo entiendo todo, sé que han sufrido mucho para que les editaran su libro, sé que viviran de ello y sé que su paquete es más grande que el de los demás…. pero no, no, no y no.

Por desgracia en este país hay dos cuotas de mercado en lo que se refiere a ventas de libros: La del comprador compulsivo, que se acerca a cualquier libreria y ve una pila de 9837402938402 ejemplares y se lanza a por ellos, aunque sea un zurullo de libro; este comprador representa el 70% de los lectores de este país. El restante 30% es el que va a la librería, ojea, pregunta (sí, el librero suele aconsejar bastante bien, no se nos olvide) y se lleva algo que realmente le ha convencido.

Y usted, autor que se piensa que Reverte es una mierda, que Ken follet apesta y que la postmodernidad de lo que escribe es «lo más», bohemio, sin ducharse, con el pelo grasiento y con el cigarro en la mano, con esos andares mezcla de Bukowski y Panero… Sí, usted que le interesa más el «Yo tengo publicados 7 libros» que el «sí, han gustado bastante». Por favor, déjeme llevar mi librería o puesto como yo crea conveniente, que usted sabrá escribir… pero yo sé vender. No se meta en mis asuntos, que yo no me meto en los suyos.

La vida bohemia, está pasada de moda, desde que, por desgracia, el neoliberalismo neocom se implantó en el mundo. Lo siento, lo siento mucho…. pero algunos tenemos seguir comiendo.

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