La Semana Negra de Gijón ha empezado. No esperen este año esas humildes crónicas diarias, entre el trabajo, el puesto y el pequeño y rubio terremoto llamado Guillermo, el tiempo y las ganas son más bien pocas.
12/07/2009
Esos ojitos
20/07/2008
Salpicaduras
Todo el mundo es culpable, todos los hombres tienen su mancha (sus manchas en algún caso), todos serán culpables de haberlo hecho. Pero es mi turno y voy a hacerlo bien y yo no dejaré rastro, no podrán pillarme.
Aquí lo tengo, es grande, pero voy a hacerlo con el mayor de los cuidados. Alguien me dice que me cubra, que esas manchas no se van con facilidad… me lo dice alguien con tres o cuatro salpicaduras en su camisa. Hay que apretar bien, tengo los instrumentos necesarios y lo hago. Bien, la primer parte sale muy bien, miro a mi alrededor para que nade se de cuenta de que estoy nervioso; algunos me miran, esperan el accidente. Segunda parte, uso las herramientas necesarias y el cadáver va haciéndose cada vez más pequeño, cada vez en más piezas. Sigo sin pruebas en mi camisa.
Llega la parte complicada, los miembros. El primero sale bien, sigo mirando a mi alrededor, parece que nadie se esté fijando en mi. Me confío, clavo y giro «chack» suena. «No, no, no», camisa, corbata… manchas. Cierro los ojos y pienso que son pequeñas, que apenas se notan. No me dirá nada.
«Javi, ya te marchaste la corbata» Me dice María
Maldito Bugre del Cantábrico flambeado con Brandy en su caldito.
Si no es por este pequeño accidente, la boda estupenda. Deseo a los novios una vida llena de felicidad y de bugres.
Mención a parte, pido disculpas a mi mujer por tener un acompañante bailarín tan asombrósamente penoso, hay testigos que corroborarán que lo intento, pero más que dar vueltas y de no doblar mi espalda no puedo hacer.
Camarero… otro Vermut
04/07/2008
Diario de un Peón
Leído en el muy recomendable Microsiervos
27 de junio de 2008 (…) La batalla comenzó hoy, y… ¡adivina quién fue el primero en saltar al campo! Madre estaría orgullosa del salto de dos casillas que hice.
28 de junio de 2008 (…) Vaya, descubrieron uno de mis puntos débiles. Un peón rival está situado delante de mi. Estoy atascado hasta que el cabrón se mueva o le maten.
1 de julio de 2008 (…) Bueno, he hablado con el peón que tengo delante. Se llama Bill. Un tipo muy majo, de hecho. Está tan frustrado como yo.
2 de julio de 2008 (…) Nada que contar hoy.
3 de julio de 2008 (…) Nada.
4 de julio de 2008 (…) Nada.
25 de diciembre de 2008 (…) El comandante (…) qué cabrón. Me deja aquí cinco puñeteros meses solo para que ahora me pueda matar cualquier peón adversario. Me he quedado sin protección y mi muerte es segura. Bill murió hace dos meses. Echo de menos a ese viejo cabronazo
Genial
01/06/2008
El problema
El problema viene cuando tienes que deshacerte de ella y no quieres. Incluso sabes que será otro el que lo vaya a hacer y que no será tan doloroso como algunos decían, aunque eso no lo sabrás hasta el momento justo.
La duda viene cuando cierras el trato: ¿De verdad es necesario quitarla de en medio? ¿De verdad es tan molesta?. Sí, duele, pero también sabes que sin ella todo irá mejor.
Lo cierras todo: el día, la hora, el precio; incluso te dicen como va a ser, qué pasos seguirá y que no sufrirá.
Y llega el día y sabes que te levantas por la mañana con ella a tu lado, pero que te acostarás solo.
Es curioso como ese último día parece que no es tan molesta, en el trabajo apenas notas su presencia, durante la comida tampoco. Pero sabes que es un placebo producido por los nervios. Acabará apareciendo de nuevo, molestando como siempre, en las comidas, en las reuniones, siempre está ahí.
No hay vuelta atrás.
El es un profesional, sabe hacer su trabajo. Te ha dicho que no sufrirá y que incluso no habrá mucha sangre de por medio, pero aún así, te levantas nervioso, como si supieras que lo que te han dicho no va a ser cierto y que te dolerá, sufrirás y habrá sangre, mucha sangre.
Y allí estás. Esperando tu turno.
Y lo único que esperas es que la anestesia dure lo suficiente.
“Malditos dentistas” Piensas.